2011-08-08

SANFERMINES

Interesante artículo de Carlos Perez Conde ayer en el noticias, justo un mes después de San Fermín.

Hoy hace un mes que San Fermín, el tótem de la devoción pamplonesa (su existencia como primer obispo local y santo no está documentada), era paseado entre vítores bilingües, jotas, txistus y marchas de procesión por las calles del casco antiguo próximas a su capilla. Poco después de la Octava, sin siquiera haber entonado el pobre de mí, el alcalde y algunos portavoces municipales se apresuraron a proclamar un resumen positivo del desarrollo de las fiestas. Satisfacción preconcebida. Al alcalde, en concreto, las emociones personales le nublaron la objetividad. Los balances rigurosos no se improvisan de esa complaciente manera. Las agresiones sexuales, la basura descontrolada, la proliferación de desinhibidas micciones callejeras día y noche (alguna en la calle Pozo Blanco al paso de Enrique Maya y su nutrida escolta), la consentida plaga de manteros, el decomiso insuficiente de bebidas y de comida en mal estado, el botellón indiscriminado como reacción al abuso de precios de la hostelería, el burdo desprecio al recuerdo floral depositado en el monolito a Germán, los evitables y peligrosos saltos desde la fuente de Navarrería, la cultura etílica como cacareado signo festivo, la presión policial sobre la exhibición de ikurriñas, la zafiedad durante la espera del encierro en el coso taurino, la tolerancia en la ocupación de espacio público por artistas callejeros frente al obsesivo obstáculo a propuestas locales de Gora Iruñea, suman razones objetivas para contener tanta satisfacción. Tampoco se ha resuelto la recuperación de la Marcha a Vísperas (una omisión subrayada cada año en el debe municipal) ni la diligencia en la presencia musical tras el chupinazo -al que sigue casi media hora de cohetes y barullo callejero sin que las bandas puedan pisar la plaza Consistorial- ni una fluida relación con la Federación de Peñas. En el encierro -lo más singular y universal como espectáculo sanferminero- perduran conductas y atuendos reprochables y abundan reclamos de exhibición personalista y narcisista en la carrera. Los actos del programa oficial reciben nutrida respuesta popular, al margen de la discutible calidad de algunas actuaciones. Con los datos de asistencia y si los toros no se explayan en cornadas mañaneras, el equipo municipal de gobierno concluye con simplismo la bondad de las fiestas. Carpetazo y hasta el próximo expediente administrativo. Sin reflexión crítica, sin análisis pormenorizado, sin ideas innovadoras. El próximo programa será corta y pega del anterior. UPN-PSN tienen más interés en fosilizar las fiestas en un museo que en revisarlas, restaurar y cuidar sus manifestaciones tradicionales e incorporar estímulos contemporáneos. Cada 15 de julio, el éxito como rutina. Pero la rutina mata el éxito.

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